Construyamos nuestra vida espiritual sobre tierra firme, sobre la roca que es Cristo Jesús, para que los vientos huracanados no puedan destruirnos. Muchas veces cuando todo en nuestra vida marcha bien afrontamos apropiadamente la vida y somos fieles a nuestro Padre Celestial, pero cuando los problemas y las dificultades nos azotan, nos destruimos, nos venimos abajo y muchas veces renegamos de nuestro Señor. Si no tenemos un fundamento sólido, no podremos enfrentar las dificultades de la vida. Debemos abrir nuestro corazón a la influencia del Espíritu Santo, por medio de la oración y el estudio constante de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios le da fuerza y firmeza a nuestra Fe. Nos ayuda a resistir y a enfrentar las adversidades de la vida sin decaer. Debemos tener una excelente comunicación con nuestro Padre Celestial, seguir su voluntad y alimentarnos de su Palabra. Construyamos nuestra vida espiritual sobre rocas, para que las tormentas nos pasen pero no nos derriben.
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