Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él (Salmo 34:8).
Dios no nos pide que confiemos en Él a ciegas. Debemos experimentar a Dios. Ver por nuestros propios ojos su amor, debemos apreciar por nosotros mismos su misericordia y sus bendiciones, debemos tener nuestra propia experiencia con Él, dar nuestras propias vivencias y opiniones, no dejar que nos las cuenten o vivir de las experiencias de los demás. La experiencia con Dios es como el amor, no existe un concepto fijo, cada quien lo describe según su experiencia personal y no porque otra persona nos diga que le fue mal en el amor dejamos de enamorarnos, ¿verdad?, entonces, ¿por qué no darnos la oportunidad de conocer a fondo a Dios? No podemos decir que creemos o no en Dios si no creamos una relación con Él, como cuando no hemos probado una comida y no podemos decir que no nos gusta si no la hemos comido. Atrévete a experimentar a Dios, a verle, a confiar en Él. Busquemos a Dios, conozcámoslo cada día más a través de su Palabra, desafiémonos a ver sus bendiciones a través de la oración. A menudo no sabemos muchas cosas pero confiamos en que las cosas suceden, como cuando enviamos un mensaje de texto o un correo y no sabemos cómo sucederá pero confiamos en que el mensaje llegará al destino. Entonces, ¿por qué no darnos la oportunidad de experimentar y creer en Dios? No creo que tengamos nada que perder y sí mucho que ganar.
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